Si hay riachuelos, quebradas y ríos
por qué te aferras aquel manantial.
Si hay oteros, colinas, lomas y montañas
por qué te refugias solo en aquella duna.
Si existe miles de rutas, caminos y atajos
por qué siempre regresas por aquel sendero.
Si has contemplado eclipses, huracanes y tormentas
por qué refugiarte en aquel efímero lucero.
Si contemplas prudentes, desinhibidas, apasionadas mujeres
por qué te reservas para aquella dama intermitente.
Si hay múltiples placeres y frecuentes emociones
por qué profesas fe terrenal aquel sentimiento.
Si has trajinado meses, años, décadas y siglos
por qué el recuerdo eterno de aquellos momentos.
Si hay cuentos, novelas, mitos y leyendas
por qué inspirarte en aquellas estrofas de poesía.
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